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Modulo1. ¿Arte sonoro? Una interrogación critica.

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Buenas tardes compañeros , perdonar por la tardanza ,os dejo mi reflexión . Todo tipo de materialidad tiene una sonoridad. Bajo el texto “¿Arte sonoro? Una interrogación crítica”, Arnau Horta determina que el sonido se escapa, incluso, de nuestros sentidos físicos. Así como el “arte no coclear” en los términos de John Cage, que es capaz de cuestionar otros fenómenos e interrogaciones tanto interiores como exteriores a la imaginación, podríamos reflexionar sobre el motivo del sonido en su esencia más…
Buenas tardes compañeros , perdonar por la tardanza ,os dejo mi reflexión . Todo tipo de materialidad tiene una…

Buenas tardes compañeros , perdonar por la tardanza ,os dejo mi reflexión .

Todo tipo de materialidad tiene una sonoridad. Bajo el texto “¿Arte sonoro? Una interrogación crítica”, Arnau Horta determina que el sonido se escapa, incluso, de nuestros sentidos físicos. Así como el “arte no coclear” en los términos de John Cage, que es capaz de cuestionar otros fenómenos e interrogaciones tanto interiores como exteriores a la imaginación, podríamos reflexionar sobre el motivo del sonido en su esencia más pura tanto de forma singular como colectiva.

El sonido es capaz de transformarse, o de ser, desaparecer, imponerse, vibrar en infinidad de maneras que a veces parecen ser tan típicas y otras tan “inventadas”. Nuestros sonidos solo parecen ser percibidos con nuestros sentidos, pero en realidad, hay una ventana hacia un abismo inmenso de posibilidades de aprender el sonido en otra dimensión.

¿Qué nos parecería si el sonido, en realidad, no necesariamente tiene que ser escuchado? Y no se trata de silencio, se trata de algo que no hemos podido llegar a capturar. Tampoco es imaginación, ni alucinación. Sino que es una transición entre lo que se ve y lo que no se ve. ¿Significa eso que el sonido que no escuchamos, no existe? No es exactamente así, significa que aquello que no escuchamos, incluso si no lo vemos y no lo sentimos, existe de alguna manera incluso de forma numérica, como en la física se puede analizar vibraciones en fuentes de luz, o en el arte abstracto en forma de colores.

Creo estar reflexionando sobre el sentido “capaz” del sonido, incluso como una forma de fractal que se repite infinitamente, haciéndose más grande y pequeño, rebotando y amplificándose… Si sabemos que un sonido debería ser “infinito”, puesto que al rebotar entre la materia, puede amplificarse y reducirse tantas veces como pueda, sino consigue escaparse del todo, y fundirse en vibraciones muy bajas, estaríamos hablando de que el sonido es mucho más complejo y viajero de lo que pensamos.

Otro punto clave que observo, es la relación entre sonido y memoria. Muchas veces, puede evocar recuerdos y emociones de manera más potente que las imágenes. En la experimentación sonora actual, se juega con esta capacidad evocadora del sonido, esto lo vemos exclusivamente en el cine o la publicidad, donde constantemente las bandas sonoras nos causan emociones y mientras la imagen se proyecta, hay una simbiosis entre nuestras experiencias y lo que vemos y escuchamos, que se crean experiencias inmersivas que transportan al espectador a otros estados de percepción. Esto se puede relacionar con la forma en que Beethoven, aunque tenía sordera, seguía “oyendo” la música en su mente, recordando sonidos y transformándolos en nuevas composiciones, una de sus técnicas era mantener la cabeza muy cerca de la caja sonora del piano o colocarla directamente encima, justo donde los oídos tocan la estructura para capturar todas las vibraciones posibles y así, sentir cada nota. De hecho el sonido tal vez, es eso, una vibración que contiene una información comunicativa, y nosotros le damos el sentido que creemos que merece, pero es mucho más que eso.

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MODULO 1 / ¿Arte sonoro? Una interrogación crítica

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Todo tipo de materialidad tiene una sonoridad. Bajo el texto “¿Arte sonoro? Una interrogación crítica”, Arnau Horta determina que el sonido se escapa, incluso, de nuestros sentidos físicos. Así como el “arte no coclear” en los términos de John Cage, que es capaz de cuestionar otros fenómenos e interrogaciones tanto interiores como exteriores a la imaginación, podríamos reflexionar sobre el motivo del sonido en su esencia más pura tanto de forma singular como colectiva. El sonido es capaz de transformarse,…
Todo tipo de materialidad tiene una sonoridad. Bajo el texto “¿Arte sonoro? Una interrogación crítica”, Arnau Horta determina que…

Todo tipo de materialidad tiene una sonoridad. Bajo el texto “¿Arte sonoro? Una interrogación crítica”, Arnau Horta determina que el sonido se escapa, incluso, de nuestros sentidos físicos. Así como el “arte no coclear” en los términos de John Cage, que es capaz de cuestionar otros fenómenos e interrogaciones tanto interiores como exteriores a la imaginación, podríamos reflexionar sobre el motivo del sonido en su esencia más pura tanto de forma singular como colectiva.

El sonido es capaz de transformarse, o de ser, desaparecer, imponerse, vibrar en infinidad de maneras que a veces parecen ser tan típicas y otras tan “inventadas”. Nuestros sonidos solo parecen ser percibidos con nuestros sentidos, pero en realidad, hay una ventana hacia un abismo inmenso de posibilidades de aprender el sonido en otra dimensión.

¿Qué nos parecería si el sonido, en realidad, no necesariamente tiene que ser escuchado? Y no se trata de silencio, se trata de algo que no hemos podido llegar a capturar. Tampoco es imaginación, ni alucinación. Sino que es una transición entre lo que se ve y lo que no se ve. ¿Significa eso que el sonido que no escuchamos, no existe? No es exactamente así, significa que aquello que no escuchamos, incluso si no lo vemos y no lo sentimos, existe de alguna manera incluso de forma numérica, como en la física se puede analizar vibraciones en fuentes de luz, o en el arte abstracto en forma de colores.

Creo estar reflexionando sobre el sentido “capaz” del sonido, incluso como una forma de fractal que se repite infinitamente, haciéndose más grande y pequeño, rebotando y amplificándose… Si sabemos que un sonido debería ser “infinito”, puesto que al rebotar entre la materia, puede amplificarse y reducirse tantas veces como pueda, sino consigue escaparse del todo, y fundirse en vibraciones muy bajas, estaríamos hablando de que el sonido es mucho más complejo y viajero de lo que pensamos.

Otro punto clave que observo, es la relación entre sonido y memoria. Muchas veces, puede evocar recuerdos y emociones de manera más potente que las imágenes. En la experimentación sonora actual, se juega con esta capacidad evocadora del sonido, esto lo vemos exclusivamente en el cine o la publicidad, donde constantemente las bandas sonoras nos causan emociones y mientras la imagen se proyecta, hay una simbiosis entre nuestras experiencias y lo que vemos y escuchamos, que se crean experiencias inmersivas que transportan al espectador a otros estados de percepción. Esto se puede relacionar con la forma en que Beethoven, aunque tenía sordera, seguía “oyendo” la música en su mente, recordando sonidos y transformándolos en nuevas composiciones, una de sus técnicas era mantener la cabeza muy cerca de la caja sonora del piano o colocarla directamente encima, justo donde los oídos tocan la estructura para capturar todas las vibraciones posibles y así, sentir cada nota. De hecho el sonido tal vez, es eso, una vibración que contiene una información comunicativa, y nosotros le damos el sentido que creemos que merece, pero es mucho más que eso.

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Módulo 1: ¿Arte Sonoro?

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¡Hola, clase! Tras la revisión del módulo 1 y los podcasts, me gustaría dedicar esta entrada a señalar una serie de ideas…
¡Hola, clase! Tras la revisión del módulo 1 y los podcasts, me gustaría dedicar esta entrada a señalar una…

¡Hola, clase!

Tras la revisión del módulo 1 y los podcasts, me gustaría dedicar esta entrada a señalar una serie de ideas clave en cuanto al arte sonoro. En primer lugar, podríamos hablar de que se trata de una práctica expandida que desafía las fronteras tradicionales de la música, algo que me recuerda (probablemente por mi contacto con la disciplina) al dibujo expandido.

El texto gira en torno (con el propósito de ejemplificar lo explicado) a J. Cage, M. Neuhaus, R. Murray Schafer y S. Kim-Cohen. Estos artistas, aunque no coinciden por completo en su pensamiento, ponen de manifiesto que la diferencia que existe entre música y sonido reside en el modo en que son escuchados e interpretados. De este modo, es la propia acción de escuchar la que determina la naturaleza artística de una pieza.

Me ha llamado especial atención la obra/instalación de Times Square (1977), de Neuhaus, sobre todo por mezclar el espacio (una zona bulliciosa y concurrida del mundo), el parecido del sonido a un zumbido y el hecho de esconder la propia instalación. Se deduce, gracias a este ejemplo entre otros, la importante relación que existe entre el sonido y el espacio. Con instalaciones como Times Square, vemos la delimitación física existente para este tipo de arte en galerías y museos (diseñados para un arte visual) y cómo el arte sonoro se puede escapar de esos formatos de exposición tradicionales. El espacio puede transformar la obra hasta dar un giro de 180º; un ejemplo de ello puede ser I Am Sitting in a Room (1969), de A. Lucier.

En cuanto a los podcasts de Genealogías Sonoras, creo que se puede ampliar toda esta información a través de estudios y ejemplos prácticos de artistas que han explorado estas formas de escucha. Por ejemplo, en el caso de Roland Ryan, explora la música electrónica y la composición algorítmica; con ello, creó música cibernética utilizando sistemas electrónicos que generan composiciones autónomas. También podríamos hablar de Pauline Oliveros y su concepto de “Deep Listening” (término que me ha llamado la atención), una escucha profunda y consciente, más tratada como una filosofía de la atención plena e interacción con el entorno sonoro.

Otros artistas que podemos mencionar son Eliane Radigue y Mika Vainio. En el caso de Radigue, el análisis habla de transiciones graduales y tiempos expandidos que van esculpiendo el sonido; esa experimentación cambia a raíz de una conversión religiosa, teniendo un enfoque más introspectivo y contemplativo. En el caso de Vainio, por otro lado, experimentó con la textura sonora industrial y el uso del ruido, generando sonidos con una intensidad particular a través de un empleo mínimo de los elementos.

En resumen, a través de este material podemos reflexionar acerca de, por un lado, los límites de la música y el arte en general y, por otro, de las relaciones que existen entre el espacio, el cuerpo y la percepción. Además, también se desdibujan las fronteras entre creador y receptor, fenómeno que veo lógico dado el contexto de los artistas mencionados, un momento histórico en el que cada vez más se experimentaba con el cambio de roles y la co-creación a través del happening o el fluxus; es posible que, en el caso del arte sonoro, esta disolución de papeles aún se haga más evidente dada la propia naturaleza del sonido, que envuelve e involucra el cuerpo del receptor de manera incontrolable. Además, con esta práctica expandida, ya no sólo nos cabe hablar de música, sino que incluso se nos expone el término de sonido no coclear gracias a Kim-Cohen, entendiendo este tipo de arte no sólo con el límite de la escucha física sino también comprendido conceptualmente.

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Parece que el termino Arte sonoro no es un nombre que entusiasmara a los primeros desarrolladores de esta nueva forma de ver…
Parece que el termino Arte sonoro no es un nombre que entusiasmara a los primeros desarrolladores de esta nueva…

Parece que el termino Arte sonoro no es un nombre que entusiasmara a los primeros desarrolladores de esta nueva forma de ver el sonido. Esta propuesta  desligada del concepto clásico de música que apela inicialmente más al descubrimiento que a la creación en si misma. A una suerte de búsqueda del sentido de los sonidos como un todo orquestal pautado de antemano.

Entiendo, a partir de la lectura y los podcast,  la importancia de la escucha concentrada y la exploración de un sonido o vibración para conectar con nuestro entorno, nuestro cuerpo o la naturaleza y hasta reconocer un orden cósmico.

En ocasiones, se pretende crear espacios para escuchar y sentir el mundo de maneras distintas. Estas ideas resaltan la importancia de la escucha como un acto creativo y una forma de conectar con el entorno y con uno mismo.

Desde la exploración de los campos electromagnéticos en los espacios urbanos a través de «paseos eléctricos» que permiten a los participantes escuchar una realidad invisible. Pasando por la creación de instalaciones sonoras específicas para cada ubicación, considerando la arquitectura, los materiales y el contexto histórico del lugar.

Otras veces, interesa el estudio del sonido estructural y cómo este se transmite a través de los materiales sólidos.  Todas estas perspectivas sugieren la posibilidad de crear obras que exploren la relación entre el sonido y el espacio, utilizando el sonido para transformar y redefinir la percepción del entorno.

Si conectamos sonido y cuerpo encontramos cómo Max Neuhaus invitaba al público a «reajustar su perspectiva aural» para escuchar el paisaje sonoro de un modo más atento. Menciona que sus obras necesitan que se les preste atención porque tienen que ser descubiertas. Estas ideas resaltan la importancia del cuerpo como un receptor y un productor de sonido, y sugieren la posibilidad de crear obras que involucren al cuerpo en la experiencia sonora.

Considerando estos conceptos, se podría plantear la creación de una experiencia/instalación sonora interactiva que combine elementos de la escucha profunda, la exploración espacial y la participación del cuerpo.

 

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Hola a td*s! Gracias a los podcast he conocido a estos artistas de los que los que no tenía ni idea. Me…
Hola a td*s! Gracias a los podcast he conocido a estos artistas de los que los que no tenía…

Hola a td*s!

Gracias a los podcast he conocido a estos artistas de los que los que no tenía ni idea. Me ha gustado como est*S se interrelacionan entre ellos, y much*s han trabajado además junt*s.

Me ha gustado conocer sus influencias, como la de disfrutar del  «silencio» en el caso de Pualine Oliveros, ella pionera en la música reclamaba como este arte además no se podía categorizar como «música de mujeres», también una de sus recomendaciones era la de leer a Jhon Cage, uno de sus maestros.

Por otro lado de otros como Bertoia me ha gustado aprender como el mismo dentro del campo del diseño, creaba sus propios instrumento, y relacionado con esto de «inventar» me ha gustado mucho conocer el aparato de Christina Kubish para escuchar los sonidos de la calle en sus Electrics Walks.

Me gusta del arte sonoro que parece que es una categoría más imparcial con respecto al género, y me he acordado del documental «Sisters With Transistors», sobre las pioneras de la música electrónica. Y he encontrado un documento bastante interesante de Eliane Radigue. 

Por otro lado me han gustado mucho las instalaciones de Rolf Julius y su «music for eyes», en un principio estaba pensando para esta asignatura en que sería interesante hacer un paisaje sonoro o algo así, pero después de todas estas influencias creo que sería más interesante realizar algún tipo de instalación. A ver como va la cosa.

 

Electrical Walks de Christina Kibosh

Con los podcast y los apuntes me he acordado de otros trabajos antiguos que me gustaron mucho como las Talking Pillow de Laurie Anderson, que la verdad puestas a sí pierden bastante el sentido pero sigue siendo muy interesante.

 

Por otro lado me he acordado (por fin, ya que llevaba tiempo buscándolo) de un libro que me recomendaron hace años Handmade Electrónics Music, con diferentes tutoriales que también he encontrado en YouTube y pueden servir de ayuda para pensar en construir algo, a mi me sirvieron en su momento para saber que un altavoz podía ser un micrófono y viceversa. También he visto en el laboratorio sonoro como hacer micrófonos piezas que llevaba tiempo también queriendo tener.

Screenshot

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Módulo 1. Reflexiones sobre el Arte Sonoro: Expandiendo la Escucha

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Reflexiones sobre el Arte Sonoro: Expandiendo la Escucha El texto ¿Arte sonoro? Una interrogación crítica de Arnau Horta y los podcasts del Museo Reina Sofía proponen un análisis acerca de la definición del arte sonoro. A partir de estos entiendo cómo ha evolucionado la escucha, y la relación del sonido con lo que nos rodea, en términos de espacio, tiempo, reflexión y cuerpo. La escucha como experiencia expandida Max Neuhaus, con su obra LISTEN (1966), introduce un enfoque que va…
Reflexiones sobre el Arte Sonoro: Expandiendo la Escucha El texto ¿Arte sonoro? Una interrogación crítica de Arnau Horta y…

Reflexiones sobre el Arte Sonoro: Expandiendo la Escucha

El texto ¿Arte sonoro? Una interrogación crítica de Arnau Horta y los podcasts del Museo Reina Sofía proponen un análisis acerca de la definición del arte sonoro. A partir de estos entiendo cómo ha evolucionado la escucha, y la relación del sonido con lo que nos rodea, en términos de espacio, tiempo, reflexión y cuerpo.

La escucha como experiencia expandida

Max Neuhaus, con su obra LISTEN (1966), introduce un enfoque que va más allá del sonido para enfocarse en la “escucha”. Su propuesta sugiere un itinerario sonoro que busca “afinar” nuestro conocimiento del mundo, que el sonido no es solo un fenómeno acústico, ni estructurada a priori siguiendo unas reglas de musicales, sino una “experiencia” https://www.max-neuhaus.estate/video/porto.mp4 . Entendiendo la práctica sonora como una expansión de lo entendido como musicalidad, incorporando otros modos de percepción.

John Cage también aporta una perspectiva diferente al desafiar los límites de la música occidental y abrir camino hacia un arte sonoro «no coclear«. Aproximándose al concepto propuesto por Marcel Duchamp con su “arte no retiniano”, donde lo visual ya no es el centro, sino el proceso mental y conceptual detrás de la obra. En el caso del sonido, podríamos hablar de un arte que no solo involucra el oído, sino también otros sentidos, convirtiéndolo en multisensorial. Oído-pensamiento.

Cuerpos y espacios sonoros

Otra idea que me parece fantástica es la forma como el sonido se despliega en el espacio y afecta al cuerpo de maneras sutiles pero significativas. Horta menciona que el sonido “gotea” como el olor, impregnando el ambiente y generando experiencias inmersivas. Esta metáfora nos lleva a pensar en el sonido como una presencia viva y moldeable, que se adapta y transforma según el espacio en el que se sucede.

Otra relación entre sonido y corporalidad es el de las vibraciones táctiles, sensaciones internas y respuestas físicas, sucedidas ante la exposición del público. «Mirar el sonido» nos invita a explorar cómo lo sonoro puede traducirse en experiencias visuales, táctiles o incluso multisentidos o multisensoriales.

El sonido como presencia constante

El sonido nos acompaña en todo momento, aunque no somos conscientes de ello (lo afirmo), ni lo apreciamos o disfrutamos plenamente. En nuestro día a día, está presente en cada acción cotidiana, en cada espacio que habitamos, en nuestras conversaciones y en nuestros silencios. Es un elemento que no solo nos rodea, sino que también nos define, contextualiza y transporta.

A partir de esta idea, se me ocurre una propuesta artística que explore los «sonidos» presentes en los distintos lugares en los que las personas habitan, pero sin incluir imágenes, ni textos, solo “sonidos”. A través de estos registros, se podría relatar nuestra cotidianidad, nuestros viajes, nuestras interacciones y nuestra manera de percibir el mundo, pero sin anclar estos sonidos a un espacio concreto. El ambiente sonoro sería neutro o indefinido, permitiendo que el oyente no solo «habite» los lugares a través del sonido, sino que también se transporte, viaje y reconstruya mentalmente esos espacios según su propia experiencia y sensibilidad. “Los sonidos que habitamos”.

En la asignatura Proyecto II, ya he intentado presentar esculturas invisibles, donde la invisibilidad me ayudó a concentrar el “pensamiento” en el mensaje….. el cual era una entrevista, donde la palabra, dibujaba y presentaba el contexto y la obra en sí, obra que no existía físicamente, pero sí en el pensamiento del público, después de escuchar una “entrevista”.

Referencias y conexiones adicionales

Un evento, descubierto por mí hace no mucho, dentro del arte sonoro y tecnológico es el Festival Ars Electrónica (Linz, Austria), que reúne obras que combinan arte, ciencia y tecnología para ofrecer experiencias inmersivas. Dónde el espectador puede interactuar con las piezas y hacer “evolucionar” la obra, lo que lo conecta con la idea de que la escucha no es necesariamente pasiva, sino, que es un acto creativo y expansivo, desplazándose de lo puramente contemplativo a la intervención y desarrollo del público, creando obras irrepetibles, únicas. ¿Personalizadas?.

Considero que actualmente vivimos en una época intencionadamente sonora, donde “quizás” haya algo más de conciencia del sonido como un medio de exploración, atención, presencia y comunicación artística, y no solo como un acompañamiento de lo visual. Este nuevo paradigma invita a la creación, estudio y cuestionamiento de la manera cómo escuchamos, y cómo valoramos esta escucha. Somos sonido.

 Os dejo uno de mis poemas en japonés.

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Referencias.

Ars Electronica. (s.f.). Ars Electronica Festival. ArteInformado. Leído en internet el 23-02-2025, de https://www.arteinformado.com/guia/o/ars-electronica-121828

Horta, A. (2023). ¿Arte sonoro? Una interrogación crítica. UOC.

Neuhaus, M. (1994). Sound Art?. Times Square, New York. Leído en internet el 24-02-2025 en  https://www.max-neuhaus.info

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MÓDULO 1. ¿ARTE SONORO?. UNA INTERROGACIÓN CRÍTICA

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MÓDULO 1. ¿ARTE SONORO?. UNA INTERROGACIÓN CRÍTICA

Arte Sonoro: expansión de la escucha y la experiencia estética. Como sabemos, el arte sonoro se ha consolidado en las últimas décadas…
Arte Sonoro: expansión de la escucha y la experiencia estética. Como sabemos, el arte sonoro se ha consolidado en…

Arte Sonoro: expansión de la escucha y la experiencia estética.

Como sabemos, el arte sonoro se ha consolidado en las últimas décadas como una de las prácticas más flexibles y enigmáticas dentro del panorama artístico contemporáneo. Su creciente presencia en exposiciones y discursos curatoriales evidencia la relevancia que posee en el ámbito del arte actual; sin embargo, sigue siendo un territorio en disputa, definido más por su capacidad de cuestionamiento que por su adscripción a una categoría establecida. Exposiciones como ¿Arte Sonoro? en la Fundació Joan Miró y Audiosfera en el Museo Reina Sofía han generado un debate fructífero sobre los límites, genealogías y posibilidades de esta disciplina, planteando interrogantes fundamentales sobre su naturaleza y alcance.

Más allá del sonido: el problema de la categoría

Desde sus inicios, el término arte sonoro ha sido objeto de discusión. Max Neuhaus, pionero en la instalación sonora, cuestionaba la necesidad de definir esta práctica como una categoría autónoma, comparándola con la posibilidad de crear un «arte del metal» para agrupar toda obra realizada con dicho material. Este cuestionamiento no es meramente terminológico, sino que señala la tensión existente entre las estructuras institucionales del arte contemporáneo y la naturaleza expansiva del sonido.

Lejos de constituir un campo homogéneo, el arte sonoro se sitúa en la intersección entre la música experimental, la instalación, la escultura, la performance y la tecnología digital. Artistas como John Cage, Rolf Julius o Christina Kubisch han demostrado que el sonido no debe entenderse exclusivamente desde una lógica musical, sino también como un fenómeno físico, espacial y conceptual.

Christina Kubisch. Electrical Walks

El sonido como materia y cuerpo

Uno de los aspectos más sugerentes de las exposiciones mencionadas es la manera en que el sonido trasciende la dimensión auditiva para convertirse en una experiencia multisensorial. En ¿Arte Sonoro?, se explora la influencia del sonido en la materialidad del arte, analizando cómo la vibración, la resonancia y la interacción con el espacio transforman la percepción del espectador.

En este sentido, y como vemos, el sonido no solo es un recurso compositivo, sino también un elemento de intervención en el espacio y el cuerpo. La obra de Louise Lawler, que introduce el sonido como un factor disruptivo en el contexto museístico, o los experimentos de Alvin Lucier, centrados en la resonancia arquitectónica, ejemplifican la capacidad del sonido para articular experiencias sensoriales expandidas.

Asimismo, el soundwalk o paseo sonoro, introducido por Neuhaus y desarrollado posteriormente por artistas como Janet Cardiff, constituye una práctica que no solo transforma la percepción del entorno urbano, sino que también invita a repensar la escucha como un acto activo y performativo.

Janet Cardiff. The Forty Part Motet

Nuevas posibilidades en la creación digital y generativa

La evolución tecnológica ha tenido un impacto significativo en la experimentación sonora. Como ejemplo paradigmático, la exposición Audiosfera analiza cómo, desde los años ochenta hasta la actualidad, el desarrollo de herramientas digitales ha ampliado las posibilidades de manipulación sonora, desde la síntesis algorítmica hasta la sonificación de datos.

Desde una perspectiva creativa, este avance plantea cuestiones fundamentales sobre la relación entre sonido, imagen y programación. Artistas como Ryoji Ikeda han desarrollado enfoques en los que los datos numéricos son transformados en experiencias audiovisuales inmersivas, mientras que Alva Noto ha explorado la interacción entre sonido y código mediante estructuras generativas. Estas prácticas evidencian el potencial del arte sonoro en el contexto digital, desdibujando aún más las fronteras entre disciplinas artísticas.

Alva Noto

El arte sonoro como actitud

Como podemos ver, más que una categoría cerrada, el arte sonoro debe entenderse como una actitud, una forma de aproximarse al sonido desde su capacidad para estructurar la experiencia del mundo. Las preguntas planteadas en exposiciones como ¿Arte Sonoro? y Audiosfera no buscan ofrecer respuestas definitivas, sino abrir nuevos caminos para la reflexión en torno a la relación entre arte y sonido.

En este sentido, la clave no reside en encasillar estas prácticas dentro de una definición rígida, sino en asumirlas como una oportunidad para expandir la escucha y explorar nuevas formas de intervención en el entorno. El arte sonoro, lejos de ser una disciplina cerrada, se presenta como un campo en constante transformación, desafiando jerarquías disciplinares y ampliando los límites de la percepción estética.

Un saludo.

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